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Embarazo juvenil: 10 consejos para los padres
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Tus padres juegan un papel muy importante para ayudarte a prevenir el
embarazo antes de que seas mayor de edad.



Los 10 consejos elaborados por la Campaña Nacional de Prevención del
Embarazo en Adolescentes son muy prácticos y te ofrecen ejemplos de situaciones
cotidianas. Si bien son consejos de sentido común están respaldados por
investigaciones.



La Campaña Nacional Estadounidense de Prevención del Embarazo en
Adolescentes, trabaja conjuntamente con los adultos y los jóvenes para
facilitar la comunicación y comprensión entre ellos frente al problema del
embarazo juvenil.



No sólo tus padres pueden aprovecharlos sino también los demás adultos que
tengan que ver con tu formación y cuidado.



Esto es así porque hay muchos padres o madres que no tienen pareja y están
absorbidos por sus responsabilidades laborales, de tal forma que delegan parte
de tu educación en otros adultos interesados en tu bienestar.



Es importante que todos los mayores que se preocupan por tu desarrollo se
empapen de estas propuestas concretas para ofrecerte una enseñanza más
coherente y constante.



Cómo tratar el tema de la sexualidad con el joven:



Tenga claros sus propios principios en lo que respecta a la sexualidad. La
comunicación resulta mejor cuando uno está seguro de lo que piensa. Para
aclarar sus actitudes, tenga en cuenta lo siguiente:



  • ¿Qué
    opina sobre el hecho de que los jóvenes en edad escolar tengan relaciones
    sexuales o se conviertan en padres y madres?
  • ¿Quién
    es el/la responsable de fijar los límites sexuales en una relación?
  • ¿Tuvo
    usted relaciones sexuales en la adolescencia? ¿Qué piensa de esas
    experiencias ahora? ¿Pueden sus reflexiones ayudarle a tratar el tema con
    sus hijos?
  • ¿Es
    conveniente alentar a los jóvenes para que se abstengan de tener
    relaciones sexuales?¿Qué opina del uso de anticonceptivos en la
    adolescencia?


Trate el tema de la sexualidad con sus hijos e hijas desde muy temprana
edad. Hágalo con frecuencia y hable de manera específica. Los niños tienen
muchas preguntas y dicen que prefieren que las respuestas vengan de sus padres.



Comience un diálogo sincero, franco y respetuoso. Si no sabe cómo dar el
primer paso, podría hacer referencia a situaciones que haya visto en la
televisión o el cine. Dígales francamente lo que usted opina y por qué. Si no
está seguro de algo, reconózcalo delante de ellos. Cuídese de "echarles un
sermón". Esfuércese por conversar con ellos.



La conversación tiene que ser un diálogo. Pregúnteles qué piensan y qué
saben. Corrija las ideas equivocadas que ellos puedan tener. Pregunte qué cosas
les inquietan.



Descarte la idea de una charla terminante sobre "las cosas de la
vida" que les aclare y explique todo de una vez y para siempre. Los
jóvenes, tanto las mujeres como los varones, necesitan y desean orientación e
información, aunque a veces no parezcan estar interesados. Y no se preocupe si
lo que usted dijo no fue perfecto: Siempre tendrá la oportunidad de retomar la
conversación y completar sus ideas.



No se deje intimidar por su falta de información técnica. Saber qué piensan
los padres es tan importante para el niño como saber el funcionamiento de los
órganos del cuerpo. Hábleles sobre el amor y la sexualidad, y sobre la
diferencia entre los dos. Y hable también de por qué los jóvenes encuentran
interesante la sexualidad. Si se limita a hablar del aspecto
"negativo" (el embarazo no deseado o las enfermedades), dejará por
fuera muchos otros temas que les interesan a los jóvenes.



Según ellos mismos dicen, éste es el tipo de preguntas que los jóvenes
quieren tratar:



  • ¿Cómo
    puedo saber si estoy enamorado/a? ¿Las relaciones sexuales me acercarán
    más a mi novio o novia?
  • ¿Cómo
    sabré cuándo estoy listo/a para tener relaciones sexuales? ¿Debo esperar
    hasta casarme?
  • ¿Tendré
    más éxito entre mis amistades si tengo relaciones sexuales? ¿Esas
    relaciones me darán más madurez, o acceso a más actividades de adultos?
  • ¿Cómo
    le digo a mi novio que no quiero tener relaciones sexuales sin perderlo ni
    herirlo?
  • ¿Qué
    debo hacer cuando mi novia se pone muy seductora conmigo?
  • ¿Cómo
    funcionan los anticonceptivos? ¿Son algunos métodos mejores que otros?

    ¿Son peligrosos?
  • ¿Puedo
    quedar embarazada la primera vez?


Sea un padre o madre accesible. Y exprese sus principios. No tema decir
cosas como las siguientes:



"Creo que los jóvenes que todavía están en la escuela no tienen edad
para las relaciones sexuales... mucho menos considerando los riesgos que
existen hoy".



"Si decides tener relaciones sexuales, protégete siempre contra el
embarazo y las enfermedades que se transmiten a través de las relaciones
sexuales".



"Nuestra religión dice que la sexualidad debe ser una expresión de
amor dentro del matrimonio".



"No es raro que de pronto te encuentres ante una gran tentación
sexual".



"Tienes que pensar cómo vas a reaccionar. Ten listo un plan. ¿Vas a
decir "no"? ¿Vas a usar un anticonceptivo?".



"Es normal tener deseos sexuales y pensar en la sexualidad. ¡Eso le
sucede a todo el mundo! Lo malo es quedar embarazada o dejar embarazada a una
adolescente".



"Me preocupa que los jóvenes beban porque muchas veces esto los lleva
a tener relaciones sexuales sin protegerse".



Para los varones: "Tener un hijo no te convierte en hombre. Más hombre
es el que puede esperar y actuar con sentido de responsabilidad".



Para las chicas: "No tienes que entregarte a tu novio para
conservarlo. Si ese es el precio por mantener la relación, búscate otro".



A propósito, las investigaciones muestran claramente que el hecho de hablar
con nuestros hijos sobre temas sexuales no los empuja a tener relaciones.



Recordemos también que nuestra conducta tiene que respaldar nuestras
palabras. "Haz lo que digo pero no lo que hago" es una actitud que
lleva las de perder.



Los niños y adolescentes observan atenta y constantemente a los adultos que
los rodean. Supervise y vigile a sus hijos y adolescentes. Conversen en
familia, guardándose respeto, para fijar reglas, horarios y normas de conducta.
¿Quién se encarga de sus hijos durante las horas en que usted no puede estar
con ellos? ¿Están fuera de peligro y dedicados a hacer algo útil? ¿Dónde están
cuando salen con sus amigos? ¿Hay adultos acompañándolos?



Supervisar a los hijos no significa que seamos tiranos. Significa que somos
buenos padres. Conozca a los amigos de sus hijos y a las familias de ellos. Los
amigos influyen mucho. Ayude a sus hijos a hacerse amigos de otros cuyas
familias tengan los mismos principios de su familia. Tal vez usted pueda
reunirse con los padres de los amigos.



Trate de ponerse de acuerdo con ellos para fijar reglas y expectativas. Es
más fácil, por ejemplo, imponer una hora de llegada a casa cuando todos tienen
el mismo horario. Pero aténgase a sus convicciones aunque otros padres de
familia no las compartan. Reciba amablemente en su casa a los amigos de sus
hijos y converse con ellos.



No fomente las salidas frecuentes en pareja a edad muy temprana. Las
actividades en grupo son buenas para los jóvenes, pero las salidas en pareja
antes de los 16 años de edad pueden causar problemas. Dígale a su hijo o hija
lo que usted opina de esto antes de que surja la situación. Si usted se opone
después, el joven puede pensar que es simplemente porque a usted no le agrada
esa persona o esa invitación en particular.



Opóngase firmemente a que su hija salga con un muchacho mucho mayor que
ella, o que su hijo se ponga de novio con una niña mucho menor. Las jóvenes
pueden sentirse halagadas por el interés que manifiesta un muchacho mayor... y
aún más si él tiene dinero y automóvil. Pero la desigualdad de poder entre una
niña joven y un muchacho u hombre mayor, es demasiado grande, y ella puede
encontrarse en peligro, incluso de caer en relaciones sexuales no deseadas y
sin protección.



Lo mejor es que no haya más de dos o tres años de diferencia entre los dos.
Ayude a sus hijos e hijas adolescentes a tener buenas opciones para el futuro.
Esto reduce mucho la probabilidad de que caigan en actividades sexuales,
embarazo o paternidad. Ayúdeles a fijar metas. Hable con ellos sobre lo que
necesitan para hacer realidad sus planes.



Dígales, por ejemplo, que si desean ser maestros tendrán que completar sus
estudios para sacar su título y pasar los exámenes. Enséñeles a aprovechar su
tiempo libre de maneras constructivas, por ejemplo apartando tiempo para
terminar sus tareas. Explique cómo el embarazo frustraría los planes. Por ejemplo,
los gastos de guardería le impedirían pagar una matrícula universitaria.



Piense en la posibilidad de que su hijo o hija haga algún servicio
comunitario. No sólo aprenderá destrezas laborales sino que estará en contacto
con una amplia diversidad de adultos consagrados e interesados en el bien de
los demás.



Hágales saber a sus hijos que usted valora mucho la educación. Fije
expectativas altas en cuanto a su escolaridad. Los fracasos escolares suelen
ser la primera señal de problemas que pueden llevar a un embarazo. Manténgase
muy enterado de cómo van progresando sus hijos en la escuela, y si las cosas no
marchan bien, intervenga pronto.



Revise la libreta de calificaciones con ellos. Hable con sus maestros,
rectores, consejeros y entrenadores. Limite las horas que su hijo o hija
adolescente dedica a un empleo (20 horas por semana debe ser el máximo). Debe
contar con suficiente tiempo y energía para su trabajo escolar. Entérese de las
tareas y respalde al niño para que cumpla y las haga. Préstese como voluntario/a
en la escuela. Las escuelas necesitan más participación de los padres de
familia y muchas se adaptan al horario de ellos, si se les pide.



Entérese de lo que sus hijos están viendo, leyendo y escuchando. La
televisión, la radio, el cine, los videos musicales, las revistas, la
Internet... en todos estos medios abundan los mensajes dañinos. Presentan la
sexualidad como algo sin mayor sentido. Rara vez hablan de un embarazo
imprevisto. Generalmente muestran a personas en una relación de intimidad sin
estar casadas y ni siquiera comprometidos la una a la otra.



¿Son estos los principios que usted profesa? Si no lo son, dígaselo a sus
hijos. Si ciertos programas o películas le chocan, dígalo y explique por qué.
Estimule a sus hijos a que piensen con sentido crítico.



Pregúnteles sobre los programas que miran y la música que escuchan.

Usted siempre puede apagar el televisor, cancelar suscripciones y vetar ciertas
películas. Probablemente no pueda controlar todo lo que sus hijos ven y oyen,
pero sí puede dar a conocer sus opiniones y controlar lo que se ve y se oye en
su casa.



Forje lazos fuertes y estrechos con su hijo o hija desde muy temprana edad.
Procure que su relación sea una de tono cálido, con disciplina firme y
comunicación abundante. Son esenciales la confianza y el respeto recíprocos.



No hay una manera única de forjar una relación, pero lo siguiente puede
servirle de orientación:



Expréseles amor y cariño con frecuencia. Abrace a sus hijos y dígales
cuánto significan para usted. Elógielos por sus logros específicos, pero
recuerde que el afecto se debe brindar gratuitamente, no sólo porque el niño o
niña tuvo éxito en algo.



Preste mucha atención a lo que hacen y dicen sus hijos. Pase tiempo con sus
hijos en actividades propias de su edad y sus intereses.



Las experiencias compartidas van formando una "cuenta bancaria"
de cariño y confianza que será la base para la comunicación futura.



Muéstreles interés y respaldo. Vaya a sus partidos deportivos. Entérese de
sus pasatiempos. Muestre entusiasmo por sus éxitos, aunque sean pequeños.
Hágales preguntas que demuestran su interés y su deseo de saber qué está
sucediendo en la vida de ellos.



Sea cortés y respetuoso. No se burle de ellos ni los ridiculice. No compare
a su hijo con otras personas (Por ejemplo, ¿Por qué no puedes ser como tu
hermana mayor?). Hágales saber que espera cortesía y respeto de ellos también.



Ayúdeles a desarrollar la auto estima enseñándoles a hacer algo bien. Coman
en familia con la mayor frecuencia posible. Aproveche este tiempo para
conversar, no para confrontar.



Como conclusión: nunca es demasiado tarde para mejorar la relación con sus
hijos. No subestime el hecho de que todos los jóvenes, cualquiera que sea su
edad, necesitan la orientación, la aprobación y el apoyo de sus padres.



Fuente: Campaña Nacional de Prevención del Embarazo en Adolescentes,
Estados Unidos.



 




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