Sana tus heridas
Compartelo en facebook



Cuando nos sentimos heridos
emocionalmente, pueden surgir memor
ias que
la mayoría de nosotros quiere arrojar al sótano del inconsciente. Pensamos que
el tiempo se encargará de curarlas, pero ellas continúan volviendo. He aquí un
método mucho más efectivo para curarlas…


"Si te estás sintiendo desgraciado, deja que esto
sea una meditación. Siéntate en silencio, cierra las puertas. Primero, siente
la desgracia con tanta intensidad como sea posible. Siente el dolor. Alguien te
ha insultado: Ahora, la mejor manera de esquivar el dolor consiste en ir e
insultarle, a fin de poder estar ocupado con esa persona. Eso no es meditación.


Si alguien te ha insultado, agradécele porque te ha
dado la oportunidad de sentir una herida profunda. Esa persona ha abierto una
herida. La herida puede haber sido creada por muchos, muchos insultos que has
padecido en toda tu vida; puede que esa persona no sea la causa de todo el
sufrimiento, pero ha disparado un proceso.


Simplemente cierra tu habitación, siéntate en
silencio, sin enojo por la persona, pero con total atención al sentimiento que
está surgiendo en ti: el sentimiento de dolor porque has sido rechazado, porque
se te ha insultado. Y, entonces te quedarás sorprendido pues no sólo esa
persona está ahí: todos los hombres y todas las mujeres y toda la gente que
alguna vez te ha insultado empezarán a pasar por tu memoria.


Empezarás no solo a recordarlos, empezarás a
revivirlos. Entrarás en una especie de primal. Siente el dolor, siente la pena,
no la esquives. Por eso es que, en muchas terapias se le pide al paciente que
no tome droga alguna antes de que empiece la terapia, por la razón simple de
que las drogas son una forma de escapar de tu miseria interior. No te permiten
ver las heridas, las reprimen. No te dejan penetrar en tu sufrimiento y, a
menos que penetres en tu sufrimiento, no puedes ser liberado de su
aprisionamiento.


Es perfectamente científico dejar todas las drogas
antes de entrar en la terapia, si es posible incluso drogas como el café, el
té, el cigarrillo, porque son todas formas de escapar. ¿Has observado? Cuando
te sientes nervioso inmediatamente empiezas a fumar. Es una forma de evitar el
nerviosismo; te entretienes fumando. En realidad es una regresión. El
cigarrillo te hace sentir otra vez como un niño – despreocupado, irresponsable-
porque el cigarrillo no es más que un seno simbólico. El humo caliente te lleva
simplemente otra vez a los días en que te alimentabas del pecho materno y la
leche tibia iba penetrando: El pezón se ha convertido en un cigarrillo. El
cigarrillo es un pezón simbólico. Por medio de la regresión esquivas las
responsabilidades y las penas de ser adulto. Y eso es lo que sucede con muchas,
muchas drogas.


El hombre moderno está drogado como nunca antes,
porque está viviendo en un gran sufrimiento. Sin las drogas sería imposible
vivir con tanto sufrimiento. Esas drogas crean una barrera; te mantienen
drogado, no te permiten la sensibilidad suficiente para reconocer tu pena. La
primera cosa a hacer es cerrar las puertas y detener toda clase de ocupación:
mirar la tele, escuchar la radio, leer un libro.


Detén todas las ocupaciones, porque eso también es
una droga sutil. Permanece simplemente en silencio, completamente solo. Ni
siquiera ores, porque eso nuevamente es una droga, empiezas a entretenerte,
empiezas a hablar con Dios, te escapas de ti mismo. Atisha lo dice: simplemente
sé tú mismo. No importa el dolor, no importa el sufrimiento producido. Ante
todo experiméntalo en su total intensidad. Será difícil, tendrás que entregar
el corazón: Puede que empieces a llorar como un niño, puede que te revuelques
por el suelo por la profundidad de la pena, tu cuerpo puede tener contorsiones.
Puede que te des cuenta súbitamente de que la pena no sólo está en el corazón,
sino en todo el cuerpo, de que duele por todas partes, de que es penoso por
todas partes, de que todo tu cuerpo no es otra cosa que dolor. Si lo puedes
experimentar- esto es de tremenda importancia- entonces empieza a absorberlo.


No lo deseches. Es una energía tan valiosa, no la
deseches. Absórbela, bébetela, acéptala, dale la bienvenida, siéntete
agradecido. Y, puedes decirte: "Esta vez no voy a esquivarlo, esta vez no voy a
rechazarlo, esta vez no voy a desecharlo. Esta vez me lo beberé y lo recibiré
como a un huésped. Esta vez lo voy a digerir”. Puede que te lleve unos pocos
días el ser capaz de digerirlo, pero el día que esto suceda habrás dado con una
puerta que te llevará realmente muy, muy lejos.


Una nueva jornada ha empezado en tu vida, te estás
desplazando hacia una nueva clase de ser, porque inmediatamente, en el momento
en que aceptas la pena sin ningún rechazo, su energía y su cualidad cambian.
Deja de ser una pena. En realidad uno se queda sorprendido, no lo puede creer,
es algo tan increíble. Uno no puede creer que el sufrimiento pueda ser
transformado en éxtasis, que la pena se puede convertir en gozo. Cuando una
cosa cualquiera es total, se transforma en su opuesto.


Éste es un gran secreto que debe recordarse. Cuando
algo es total se cambia a su opuesto, porque no hay forma de seguir adelante;
se ha llegado al final. Observa un viejo reloj de péndulo. Lo hace una y otra
vez: el péndulo va hacia la izquierda, a la extrema izquierda, y luego hay un
punto que no puede traspasar; entonces empieza a moverse hacia la derecha. Los
opuestos son complementarios. Si puedes sufrir tu sufrimiento en su totalidad,
con gran intensidad, te quedarás sorprendido. .. No serás capaz de creértelo
cuando sucede la primera vez, que tu propio sufrimiento absorbido voluntariamente,
con aceptación, se convierta en una gran bendición. La misma energía que se
convierte en odio, se convierte en placer; la misma energía que se convierte en
sufrimiento, se convierte en bendición”.




Osho, extracto de El Libro de la Sabiduría,
capítulo 5




Categoría: OSHO | Agregado por: ADMINISTRADOR (08.de Septiembre.2011)
Vistas: 837
Total de comentarios: 0
Solamente los usuarios registrados pueden agregar comentarios.
[ Registrarse | Entrada ]