Y vivieron felices!... La pareja y La felicidad.
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Nos gustaría que la felicidad y el
amor nos acompañaran a vivir toda la vida... Muchas personas han llegado
a pensar que son una utopía; tal vez marcados por el dolor de una
ruptura, y que sólo existen en la mente de aquellos que los desean.

Estoy
segura que cuando te casaste lo hiciste pensando en que sería para
siempre y tal vez hoy te encuentres como una persona que me escribió
hace poco y que acaba de tomar la decisión de divorciarse de su esposo
después de muchos años de casados. Tienen un hijo, una casa que
consiguieron con el esfuerzo y el trabajo de ambos y una cantidad de
recuerdos y momentos compartidos con ilusión y sentimiento.

La
primera reacción es pensar que todo es una pesadilla y que realmente no
te está sucediendo. Más tarde viene la negación acompañada de un gran
sentimiento de confusión: Esto no me está pasando a mí, tiene que haber
una equivocación en alguna parte... aun, cuando tu cabeza fría y sin
sentimientos te muestra los hechos. Lo próximo es el dolor, esa
sensación que pareces no aguantar dentro del pecho, que te quita el
sueño, las ganas de comer, te roba la alegría y hasta las ganas de
vivir. Por último aparece el temor, ese sentimiento que se alimenta de
todos tus pensamientos negativos, de las imágenes nefastas de todo lo
que supones que te ocurrirá a ti y a tus hijos producto de esta
separación. Es así como el sufrimiento se instala en tu interior avivado
por el círculo que se genera entre tus pensamientos y temores.

Te
conviertes entonces en la resistencia más fuerte a vencer, pues cada
vez que algún ser querido se acerca para compartir contigo palabras
alentadoras y positivas, respondes o piensas: Es que no comprenden lo
que siento, es que no están en mi situación.

Tienes razón de
sentirte adolorido y molesto con la vida, después de todo esta es una de
las pérdidas más grandes que puedes experimentar, sobre todo si estabas
enamorada de verdad, tenías la fantasía de que era recíproco y que
sería para siempre. Aun así, estoy segura de que llegará ese instante
mágico en que te sientas lo suficientemente fortalecida como para cerrar
ese capítulo de tu vida, trabajar el perdón, pasar la página y comenzar
a vivir de nuevo con confianza y alegría.

Yo sé que en este
momento observas frente a ti un panorama incierto y que desconfías del
efecto real que tienen mis palabras y las de todas las personas que
tratan de apoyarte para que salgas de nuevo a la superficie de la vida,
es natural, te tomará tiempo comprobarlo. Estoy segura que lo superarás y
que en un tiempo te preguntarás por qué no te diste cuenta de todas las
señales que estuvieron presente durante la última etapa de la relación.
¡Gracias a Dios, todo pasa!

Definitivamente es diferente la
situación, cuando eres tú quien toma la decisión de separarse con
serenidad y responsabilidad; quiero decir habiendo tratado de solucionar
los conflictos o las diferencias entre los dos y sin haberlo logrado.
En cambio, si lo haces porque el comportamiento de tu pareja te obliga a
tomar una decisión como esa, tu dolor será parecido al de la persona
que abandonan en contra de sus sentimientos.

Vamos, ¡tú puedes
levantarte de ahí! Vive tu duelo con intensidad, llora todo lo que
necesites, hazlo hasta que ya no te queden lágrimas. Comparte tu
tristeza con tus amigos verdaderos o con tu familia si sabes que puedes
apoyarte en ellos, porque no te enjuiciarán, no te presionarán para que
rectifiques tu decisión, sino que comprenderán y respetarán tu proceso
dándote el cariño y la protección que necesites.

Hay personas que
silenciosa y estoicamente soportan el dolor sin darse el permiso de
liberarlo y pedir ayuda para superarlo. Espero que no seas tú una de
esas personas. Mereces otra oportunidad, concédetela con gentileza.

Para recordar:
- Lo más importante para la estabilidad de tus hijos es tu recuperación emocional.

- Deja de darle vueltas una y otra vez en tu cabeza a los recuerdos amargos. No te sientas víctima.

- Es natural que experimentes temor de continuar tu vida solo.

- Si tu decisión es terminar, no guardes expectativas de continuar con la relación, porque así te harás menos daño.

- No involucres a tus hijos en el proceso. No los obligues a tomar partido. Ambos seguirán siendo sus padres.

-
Cada vez que te asalten los miedos, repítete a ti mismo: "Yo puedo
superar esta situación por difícil que sea", "Yo puedo continuar
adelante con mi vida", "Vamos a estar muy bien". La repetición de frases
afirmativas y positivas te ayudará a tener la fortaleza, el valor y la
confianza para salir adelante.

- Recuerda que nunca estás solo,
la presencia de Dios te acompaña siempre. Piensa que tienes la
oportunidad de madurar y descubrir un nuevo significado del amor y la
felicidad, que tendrás la oportunidad de compartir con tus hijos cuando
te vuelvas a enamorar.

Categoría: Maytte Sepulveda | Agregado por: ADMINISTRADOR (10.de Julio.2011)
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