LOS PENSAMIENTOS TÓXICOS EN LA PAREJA
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Los chicos alborotan y Martín, su padre, empieza a molestarse. Se vuelve hacia su
esposa, Carla, y le dice en tono áspero: 'Cariño, ¿no te parece que los
niños podrían calmarse un poco?'

Lo que piensa realmente es: 'Ella es demasiado permisiva
con los niños'.

Como reacción a la ira de Martín, Carla siente un arrebato de furia. Su rostro se pone tenso, sus cejas se crispan en una expresión ceñuda y responde: 'Los niños lo
están pasando bien. De todos modos, se irán a dormir enseguida'.

Lo que piensa realmente es: 'Otra vez lo mismo, siempre
quejándose'.

Ahora Martín está visiblemente furioso. Se inclina hacia delante amenazadoramente,
con los puños apretados, y dice en tono de fastidio: '¿Tengo que ir yo a
acostarlos?'

Lo que piensa realmente es: 'Ella se opone a mí en todo.
Sería mejor que yo tomara las riendas'.

Repentinamente preocupada por la cólera de Martín, Carla dice en tono dócil: 'No,
enseguida iré yo'.

Lo que piensa realmente es: 'Está perdiendo el
control... podría lastimar a los niños. Será mejor que yo ceda'.

Estas conversaciones paralelas -la verbalizada y la muda- son mencionadas por Aaron
Beck, el fundador de la terapia cognitiva, como un ejemplo de las clases de
pensamiento que pueden envenenar un matrimonio. El verdadero intercambio
emocional entre Carla y Martín está modelado por sus pensamientos, y esos
pensamientos, a su vez, están determinados por otra capa más profunda que Beck
llama 'pensamientos automáticos': suposiciones fugaces y en segundo plano
acerca de uno mismo y de la gente relacionada con uno que reflejan nuestras
actitudes emocionales más profundas. 

Para Carla, el pensamiento en segundo plano es algo así como: 'El
siempre me está tiranizando con su ira'.
Para Martín, el pensamiento clave
es: 'Ella no tiene derecho a tratarme así'. Carla siente que es una
víctima inocente en el matrimonio, y Martín siente absoluta indignación ante lo
que considera un tratamiento injusto.



La
idea de ser una víctima inocente o la de la indignación absoluta son típicas de
los cónyuges con problemas, que alimentan constantemente la ira y el dañpo. Una
vez que los pensamientos perturbadores como la indignación absoluta se vuelven
automáticos, son autoconfirmadores: el cónyuge que se siente victimizado está
analizando constantemente todo lo que su pareja hace, con el fin de confirmar
el punto de vista de que es una víctima; pasa por alto o deja de lado cualquier
acto amable por parte de su cónyuge que pudiera cuestionar o negar ese punto de
vista.

Categoría: FAMILIA | Agregado por: ADMINISTRADOR (22.de Octubre.2011)
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