Psicoterapeuta y escritor de libros de autoayuda argentino.
Compartelo en facebook

El verdadero amor no es otra cosa que el deseo inevitable de ayudar al otro para que sea quien es.

 Porque
nadie puede saber por ti. Nadie puede crecer por ti. Nadie puede buscar
por ti. Nadie puede hacer por ti lo que tú mismo debes hacer. La
existencia no admite representantes.

 La felicidad es la certeza de no sentirse perdido.

 Sólo si me siento valioso por ser como soy, puedo aceptarme, puedo ser auténtico, puedo ser verdadero.

 No hay que morir por el otro, sino vivir para disfrutar juntos.

 El verdadero buscador crece y aprende, y descubre que siempre es el principal responsable de lo que sucede.

 No somos responsables de las emociones, pero sí de lo que hacemos con las emociones.

 Hacer el amor implica una conexión con el amor que no se da todo el tiempo, ni siquiera entre dos personas que se aman.

 El amor es el regocijo por la sola existencia del otro.

 Una vida que sume puede ser el primer ladrillo para construir una vida feliz.

 Cada vez que algo se va, deja lugar a lo que sigue.

 Sólo si me siento valioso por ser como soy, puedo aceptarme, puedo ser auténtico, puedo ser verdadero.

 No hay ninguna felicidad, y de eso estoy seguro, que se pueda obtener del escapar, y mucho menos de huir hacia el pasado.

 Jamás
te persigas creyendo que ya deberías sentirte mejor. Tus tiempos son
tuyos. Recordá que el peor enemigo en el duelo es no quererse.

 La muerte de un ser querido es un hecho inevitable en nuestras vidas y el crecimiento que de eso deviene también.

 ¿El camino que se elige es siempre el correcto? Lo correcto está en la elección, no en el acierto.

 La
elaboración del duelo significa ponerse en contacto con el vacío que ha
dejado la pérdida de lo que no está, valorar su importancia y soportar
el sufrimiento y la frustración que comporta su ausencia.

 Tú eliges hacia dónde y tú decides hasta cuándo, porque tu camino es un asunto exclusivamente tuyo.

 No
nos enamoramos del potencial del otro, sino de lo que el otro
verdaderamente es. Y mientras estemos juntos, alentémoslo para que lo
deje salir cada vez más.

 (...) También nos educan
diciéndonos que es con esfuerzo que se consiguen cosas y que, junto esas
cosas, llegará la felicidad. La verdad que yo creo que eso es una gran
mentira. Una mentira socialmente aceptada, universalmente determinada,
pero una mentira al fin. Yo no creo para nada en el esfuerzo como camino
para hacer algo. Digo, no creo que haya que esforzarse, sino que hay
que dedicarse, que no es lo mismo. La dedicación a algo, la apuesta de
todo lo que soy al servicio de un proyecto, no es un esfuerzo. Yo no
creo en el esfuerzo, en el sentido de forzarme a hacer lo que no quiero
hacer. No creo en los logros que se consiguen desde el esfuerzo. Sí creo
en la elección de un camino, si creo en los rumbos que me fijo.


Categoría: Variedades | Agregado por: ADMINISTRADOR (18.de Septiembre.2011)
Vistas: 1353
Total de comentarios: 0
Solamente los usuarios registrados pueden agregar comentarios.
[ Registrarse | Entrada ]