La felicidad por Bert Hellinger
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Hoy hablaré de un tema ligero, sobre el cual estoy seguro que encontraré
aceptación. Pues diré algo sobre la felicidad.



La felicidad atraviesa nuestro cuerpo y nuestra alma con una sensación
cálida, relajante. Es una sensación clara, porque nuestros ojos empiezan a
lucir de felicidad. La felicidad atraviesa desde el interior hasta el exterior,
fluye desde nosotros hacía otros y ellos se hacen felices junto con nosotros.
Al revés, nos llega también la felicidad de otras personas, haciéndonos felices
con ellos. Por ejemplo la felicidad de un niño. También un animal nos hace
feliz, como un perro meneando la cola o un pájaro que canta a todo lo alto. Las
plantas también nos enseñan cuando están felices, por ejemplo una flor cuando
se abre o cuando la regamos cuando empieza a marchitarse. Asimismo el paisaje
cuando cae la lluvia muy esperada y todo empieza a brotar de nuevo.



Estamos felices también cuando hemos atravesado unas dificultades, por
ejemplo una enfermedad. O cuando después de una larga separación nos
encontramos el uno con el otro. Felices estamos igualmente entonces cuando
podemos olvidar algo que nos estaba pesando. Lo puede acabar y respiramos con
alivio sin mirar atrás, miramos con valor en frente.



Al revés, nos deleitamos con nuestros buenos recuerdos y sacamos de ellos el
valor y la fuerza para algo que a nosotros y a los otros cause alegría. Por
ejemplo nuestro cumpleaños. Ese día recordamos con gratitud a nuestra madre y
su amor. Hay también la felicidad del Espíritu, por ejemplo cuando sentimos la
inspiración de las fuerzas superiores o logramos algo especial. Eso nos colma y
junto con nosotros hace felices a muchos más. Y su felicidad nos vuelve a
nosotros.



Felices nos hace el amor, especialmente el amor entre hombre y mujer,
después el amor de padres hacía sus hijos y el amor de los hijos hacía ellos.
Los niños son felices a través de felicidad de los padres y los padres a través
de sus hijos felices. Cada edad de la vida tiene su  propia felicidad.
Primero en la niñez estoy feliz con una felicidad que empuja hacia fuera y
luego con una felicidad conseguida  a través de unos logros
extraordinarios. A lo largo de los años nuestra felicidad se hace cada vez más
tranquila y profunda. Es una felicidad de la plenitud, felicidad del otoño y de
una fruta madura. Con esta felicidad a veces nos paramos y miramos a los que
tienen todavía esta gran felicidad por delante. Nuestra felicidad les irradia y
les deja libres en ella.



¿Qué nos hace felices durante toda la vida? La vida plena con todo lo que le
pertenece. Desde el principio, cada vez más, hasta que al final felizmente
cerremos los ojos. Está ahora en otro lugar, donde nosotros, esta es nuestra
esperanza, despertaremos felices. Felices de estar en otro lugar. Acogidos con
amor y en armonía con algo que nos está superando enormemente.



¿Qué es  entonces el secreto de la felicidad? Se lo experimenta con
muchos "unos”, con cada vez más "unos” y finalmente siendo UNO con el propio
principio y el propio fin. Con amor.



Domingo es un día feliz. Como Dios, según del relato de la Biblia,
descansaba feliz el séptimo día, después de haber creado el mundo en seis días.
En este día miramos atrás a la obra de la semana pasada y nos alegramos con
todo lo que nos ha salido bien, también en nuestras relaciones. Miramos atrás
con amor.




Categoría: Notas | Agregado por: ADMINISTRADOR (20.de Septiembre.2011)
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