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Que tus miedos no te dominen más. Temía estar solo, hasta que aprendí a amarme a mí mismo. Temía fracasar, hasta que me di cuenta de que aquello que llamaba fracaso no existe: Siempre, siempre, siempre hay oportunidades para seguir adelante, aprendiendo y madurando. Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que advertí que de todos modos van a opinar de mí y que la única opinión que vale es la que tenga que ver con mi valía, con mi luz y mi verdad. Temía que me rechazaran, hasta que entendí que apenas debía tener confianza en mi mismo. Temía al dolor, hasta que supe que éste es necesario para crecer. Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras. Temía a la muerte, hasta que tomé conciencia de que no es el final sino más bien el comienzo, que es un pase de grado a un nivel superior de conciencia, a un nivel de más y más amor. Temía al odio, hasta que me di cuenta de que no era otra cosa que ignorancia pura, ya que en el fondo todos y cada uno de los integrantes del inmenso Universo que habitamos quiere ser amado. Temía al ridículo, hasta que me largué a reír de mí mismo. Temía hacerme viejo, hasta que noté que ganaba sabiduría día a día. Temía al pasado, hasta que me convencí de que es sólo mi proyección mental y ya no debe seguir hiriéndome. Temía a la oscuridad, hasta que vi la belleza de la luz de una estrella de la oscura noche y descubrí que esa luz habitaba también dentro de mí. Temía al cambio, hasta que comprobé que aun la mariposa más hermosa del planeta necesita pasar por una metamorfosis antes de volar. Temía a temer, hasta que comprendí que con amor siempre podemos ganarle la pulseada al miedo. ¿Por qué vivimos con miedo? ¿Por qué no podemos disfrutar de los momentos hermosos que nos regala la vida? ¿Por qué no podemos gozar de nuestros seres amados? ¿Por qué siempre estamos temiendo que algo "Malo" suceda? Nos aparecen miedos todo el tiempo; nuestra mente no descansa e incluso parece disfrutar recordándonos aquellas cosas a las que les tememos. Ahora, ¿sabemos que el miedo necesita dos elementos para existir y que si logramos deschavar esos dos elementos, exponerlos, no bloquearlos, el miedo se va...? Vayamos al primero: La identificación con el cuerpo. "No tengáis miedo. El hombre ha sido creado para ser feliz" (Juan Pablo II) El miedo es la identificación con algo que uno cree que va a perder. Ese algo parece tan real, parece tan nuestro que nos da seguridad tenerlo, nos mantiene vivos. Este cuerpo, esta vida, es lo que creemos que vamos a perder. "Tengo miedo a la inseguridad, "Tengo miedo a que me asalten", "Tengo miedo a que me abandonen", "Tengo miedo a que mi hijo se vaya a vivir a España", "Tengo miedo a que me rechacen", "Tengo miedo a la enfermedad". En todas esas afirmaciones de miedo, ¿quién es el que más sufre? El cuerpo. En todos esos conceptos, ¿quién es el que sería golpeado, abandonado, rechazado, herido y disuelto? El cuerpo. Pero falta la frase de las frases relacionadas al temor:"Tengo miedo a morirme", cuando en realidad sabemos que nos vamos a morir algún día, o creemos que es así. Entonces,por qué dejamos de disfrutar de la vida cargándonos de miedo a la muerte? No resolvemos la historia de morir, y entretanto, se nos va la vida. Pensémoslo serenos. "Mostrarse asustado sin motivo aparente es dar a conocer que se tiene razón de temer"(Lucio Anneo Séneca) A medida que vamos viviendo, vamos muriendo. Cada respiración, miren qué ironía, nos acerca más a la tumba. Lo que indica que eso que tanto queremos conservar se nos está yendo desde que nacemos. "Cuando se teme a alguien es porque a ese alguien le hemos concedido poder sobre nosotros" (Hermann Hesse) Hora de hablar sobre el segundo elemento que requiere el miedo para existir: Tiempo. "Si sientes miedo, entonces el amor es el problema. Haz algo al respecto. Ama más. Avanza unos pasos hacia el otro. Porque el miedo no sólo te aflige a ti; todos los demás están en la misma situación. Si esperas que alguien llegue y te ame, podrás quedarte esperando la vida entera, porque el otro tambien tiene miedo. La razón del miedo definitivamente es una sola: La posibilidad de ser rechazados" (Osho) Como dicen los sabios, el único momento en que el tiempo cesa, es en este instante, en este preciso y eterno presente, en el ínico tiempo que podemos tener. En cambio la mente va todo el tiempo del pasado al futuro, de lo irreal -porque pasó- a lo irreal -porque no llegó-. Ergo, para tener miedo necesitamos un futuro. "Tengo miedo a que me ataquen", ¿Cuándo? "Algún ía, mañana". "Tengo miedo a que mi hijo se vaya...". ¿Cuándo? "El año que viene, en diez años...". "Tengo miedo de enfermarme", "Tengo miedo a morirme". ¿Cuándo? "Algún día, en el futuro...". "Mejor es morir de una vez que estar siempre temiendo por la vida" (Esopo) La mente sólo necesita que haya un futuro para alimentar el miedo. El único momento en que nos puede suceder aquello a lo que le tenemos miedo es aquí y ahora. El único momento en que no nos pueden atacar, en el que no nos podemos morir, es éste. Por eso, si cada vez que nos ataca el miedo la mente lograra ser expuesta por el Ser y volver al aquí y ahora, el miedo en cuestión dejaría de existir. Si pudiéramos estar en el aquí y ahora siempre, en este eterno presente, lograríamos que el tiempo cese. Cuando nuestra mente oscile en el péndulo que va del pasado al futuro, léase en el presente, iremos regresando con mayor rapidez a nuestra verdad, a nuestra esencia perfecta, en la cual el miedo no tiene lugar ni tiempo. "Siempre hay peligro para aquellos que lo temen" (George Bernard Shaw) Entreguémonos ya mismo a este instante. No nos escapemos de lo que el Universo en forma espontánea nos brinda ya mismo. Solo estamos vivos en el aquí y ahora. La vida va fluyendo como el agua del arroyo. La única vida en que podemos entender quiénes somos, la única en que podemos cambiar el ritmo de nuestro paso por el planeta y modificar el rumbo de nuestra historia, es aquí y ahora. Del pasado no podemos hacer nada más que lamentarnos, creando residuos químicos enfermos. En el futuro no podemos hacer nada más que inferir quimeras, ilusiones, que tambien nos generan estado de ansiedad y destruyen el sistema inmunológico, porque nada del porvenir sucedió todavía. No nos adelantemos y no nos perdamos el único momento vital en el que somos dueños de nuestra vida, que es AHORA MISMO. Volvamos a repetirlo y repetirlo, como lo venimos escribiendo desde el inicio de esta nota: Aquí y ahora, aquí y ahora, aquí y ahora. Para calmar a nuestra inquieta cabecita podemos repetir un mantra, llevarlo hacia adentro, hacia el Ser, hasta que la mente inferior, mundana, que es la que corre afuera, juzgando, opinando, recordando y suponiendo, colapse y los pensamientos cesen de una buena vez. Ya van a regresar, pero entonces podremos utilizarlos en forma clara sin que ellos nos dominen. Y cuando la presión pretenda otra oportunidad y vuelva a sentirse, regresá por la revancha y mandá tales pensamientos de nuevo al cajón de las herramientas, ya que son eso, herramientas de trabajo, de algo superior, que es el discernimiento. Repetir en forma lenta una palabra como luz, paz o amor, se convertirá entonces en un juego que generará una inmensa dicha. Cada día debemos ir a nuestro interior, sentir nuestro sonido interno, perdernos en nuestra respiracion. Los avatares, los sabios conscientes de su divinidad, aseguran que la iluminación es ver nuestro brillo interior y que el ejercicio de llegar a él se torna más divino que cualquiera de los estímulos que buscamos afuera, cuando nos falta coraje para entrar en nosotros mismos. espero que les haya gustado, lo saque de muchos lugares y muchas partes de un tomo de la revista Gente de Claudio Maria Dominguez. Los quiero y sean felices! Muchas gracias por los puntos, mas allá de eso, espero que les haya servido aunque sea en lo mas mínimo...esto nos va a quitar un montón de pesos de encima a muchos como a mi...es la idea de compartir esto.
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