¿Por qué debemos perdonar?
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Un psicólogo norteamericano, Robert Enright, afirmó que las personas que han
sido profunda e injustamente heridas pueden sanar emocionalmente perdonando a
su ofensor. El insigne fraile dominico Henri Lacordaire dijo: "¿Quieres
ser feliz un instante? Véngate. ¿Quieres ser feliz toda la vida? Perdona".

Un discípulo de Jesús le preguntó: "¿Maestro, cuántas veces he de perdonar
a mi hermano? ¿Siete veces?" "Siete veces no, setenta veces
siete", le contestó Jesús. Perdonar es un don de Dios. La oración sincera,
procedente de un corazón limpio de pecado, ayuda a "desmantelar" la
ofensa, a perdonar al que nos hirió.

Los primeros pasos hacia el perdón

A menudo una mujer que ha sido víctima de maltratos físicos o emocionales
durante mucho tiempo, siente ira contra sí misma por todo lo que permitió que
le sucediera. La primera persona a quien ella debe perdonar es a sí misma.

"Para poder perdonar a su agresor, la víctima debe comprender que lo
sucedido fue una ofensa. Debe reconocer que ella es tan valiosa como todas las
demás personas, y que sus necesidades y sentimientos son importantes. Si
intenta perdonar antes de valorarse, su perdón no será apropiado. Hasta que la
víctima comprenda el valor que tiene como persona, no se respetará a sí
misma." ("Forgiveness
and the intrinsic value of persons", Margaret R. Holmgren, American
Philosophical Quarterly, octubre de l993.)

"Desde el punto de vista psicológico, según el psiquiatra
norteamericano Richard Fitzgibbon, hay tres formas básicas de lidiar con la
ira: l. Negarla. 2. Expresarla de muchas maneras mientras pretendemos que no
estamos ofendidos. 3. Perdonar. El Dr. Fitzgibbon y otros psiquiatras y
psicólogos, aplican una terapia que induce al paciente a perdonar, y comprueban
que hay una mejoría considerable. Aquí se ve que la verdadera Ciencia coincide
con el Evangelio de Cristo. Estos son los pasos terapéuticos que ellos
recomiendan:


l. Confrontar la rabia interior, la vergüenza, la herida. La persona puede
estar deprimida sin saber por qué, hasta que descubre la causa, oculta por
muchos años o sólo por horas.


2. Reconocer la fuente de la herida, y descubrir el porqué.


3. Elegir perdonar. Aunque haya base para la ira y la venganza, no se elige
eso, sino perdonar. Y no tiene que ser sólo por motivos religiosos, sino
también por instinto de conservación: le va a hacer bien psíquica y
físicamente.


4. Buscar una nueva forma de pensar sobre esa persona que nos ha hecho mal.
Cuando lo hacemos, por lo general descubrimos que es un ser vulnerable,
probablemente con heridas.


"Debemos liberarnos del dominio que la persona que nos ha herido ejerce
todavía sobre nosotros mediante nuestro odio. Perdonar libera la memoria y nos
permite vivir en el presente, sin recurrencias constantes al pasado doloroso.

"Todo insulto recibido puede convertirse en una nueva oportunidad de
crecimiento interior, una gracia que nos envía Dios, porque al perdonar somos
canales de Su misericordia. Pero además, como dice el "Padre
Nuestro", la oración que el mismo Cristo nos enseñó, cuando perdonamos
también nosotros somos perdonados por Dios. Si rabiamos por una ofensa, si
planeamos vengarnos por un insulto, si el odio se aloja en nuestra alma, el
adversario (Satanás), habrá ganado la batalla arrastrándonos al mal
mayor."

Nota: Esta información fue tomada del artículo escrito por Dora Amador y
publicado en "El Nuevo Herald", junio 5 de l997.

A la pregunta sobre por qué perdonar, los creyentes respondemos que la
experiencia de haber sido perdonados muchas veces por Dios nos compromete a
perdonar a nuestros semejantes.

Para comprender mejor lo que significa pedir perdón y perdonar

"Perdón es la fragancia que la violeta suelta, cuando se levanta el zapato
que la aplastó". (Mark Twain)

"Pedir perdón no es lo mismo que disculparse, porque disculparse es
excusar los motivos por los cuales uno ejecutó una acción con el objeto de que
la persona afectada por ella pueda comprenderla. Pedir perdón es asumir la
totalidad de nuestra falta, con toda ella, y sentir todo el mal que produjo,
decir que aunque no puedas del todo repararla, te produjo dolor la acción, lo
sientes, estás arrepentido, y quieres de vuelta procurar lo bueno... La
estatura humana del perdón por ello es mucho más alta y propia de los grandes,
y necesaria en los cristianos porque hemos sido perdonados desde antes de
existir, y así como perdonemos se nos perdonará". ("El perdón",
C.S.Lewis)

"Un conocido teólogo escribió que ' Los santos, muchas veces al rezar
tartamudeaban. Este tartamudeo es más agradable a Dios que las frases
retóricas, por más bellas y brillantes que puedan ser '. Muchas veces nos
cuesta pedir disculpas a nuestros amigos, compañeros... por un mal acto que
hemos cometido. Pedir perdón por una mala acción es la forma más poderosa de
demostrar nuestra humildad y honestidad. Sería interesante que hoy recordaras a
aquellas personas con las cuales mantienes una enemistad por culpa tuya.
¡Reconcíliate con ellas con palabras fáciles y honestas y si hace falta
tartamudea! Hay una frase increíble que te ayudará a pensar: 'El perdón de las
flores es tan bonito que llegan incluso a perfumar a aquél que las aplasta con
la mano' ".

"Perdonar no es olvidar, es recordar sin dolor, sin amargura, sin la
herida abierta; perdonar es recordar sin andar cargando eso, sin respirar por
la herida, entonces te darás cuenta que has perdonado.

"En una parte del Padre Nuestro Dios nos dice: ' perdona nuestras ofensas
así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden'. Perdonar, es una decisión
que deja en libertad tu corazón, y deja limpia toda herida, la amargura en ti
ya no reinará. Si tú quieres experimentar el perdón del Señor, debes primero
perdonar.

"Dios dijo: 'Yo soy la vid y ustedes la rama, ustedes lejos de mí no
pueden hacer nada' y nada incluye todo, incluye perdonar. Dejemos que Dios nos
ayude con nuestra decisión de perdonar. No fuimos hechos para odiar, sino para
amar ..." (R.C.A.N.)

"Amar a quien nos ha ofendido desarma al adversario y puede incluso
transformar un campo de batalla en un lugar de solidaria cooperación. Éste es
un desafío que concierne a cada individuo, pero también a las comunidades, a
los pueblos y a la entera humanidad. Afecta, de manera especial, a las
familias. No es fácil convertirse al perdón y a la reconciliación.
Reconciliarse puede resultar problemático cuando en el origen se encuentra una
culpa propia. Si en cambio la culpa es del otro, reconciliarse puede incluso
ser visto como una irrazonable humillación. Para dar semejante paso es
necesario un camino interior de conversión; se precisa el coraje de la humilde
obediencia al mandato de Jesús. Su palabra no deja lugar a dudas: no sólo quien
provoca la enemistad, sino también quien la padece debe buscar la
reconciliación (cfr. Mt 5, 23-24). Juan Pablo II ." (Extracto del Mensaje
de Cuaresma 2001 de Juan Pablo II. )

"Perdonar y pedir perdón, es dejar que actúe el Espíritu en el lugar donde
existe nuestro orgullo y nuestro resentimiento."(Anónimo)

Nota: Este último texto fue preparado por el Instituto Tomás Moro en Asunción,
Paragüay y se reproduce con su autorización.

"Dios nos mira más allá de nuestros pecados con mucho amor...Cuanto más
vemos y sentimos su bondad, más nos enamoramos de Él. En cuanto más nos
enamoramos de Él, nuestras vidas automáticamente se van alineando con Él. Toda
sanación en nuestras vidas fluye de esta relación amorosa. Al entrar en un
profundo conocimiento de su amor, es cuando, de hecho, nos sanamos y tenemos la
experiencia más sutil de la unión con Él, sabiendo que su amor puede
transformar las más profundas heridas. "

Nota: Tomado del libro Sanación Intergeneracional, del Padre Robert DeGrandis
S.S.J. y Linda Schubert.




Categoría: El perdon | Agregado por: ADMINISTRADOR (28.de Octubre.2011)
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