Compartelo en facebook Nos referimos a ellos como aquellos centros de energía situados en el cuerpo humano y posiblemente de otros animales, de los cuales fluye la energía de la mente. Provenientes de la palabra sánscrita que significa rueda o vórtice, hace referencia a los siete centros de energía que componen nuestra conciencia y nuestro sistema nervioso. Los podemos encontrar situados en las cejas, el corazón, el pecho, los genitales, el ombligo y en la base de la columna vertebral. Funcionando como verdaderos centros energéticos, al igual que una bomba o válvula, regulan el flujo de la energía a través de nuestro sistema orgánico, condicionando las decisiones que tomamos para reaccionar ante las circunstancias de nuestra vida. De una manera intuitiva y frecuentemente voluntaria, abrimos y cerramos estas válvulas para decidir cómo debemos sentir, asimilar y pensar, algo que logramos escogiendo el adecuado filtro perceptivo a través del que queremos experimentar el mundo que nos rodea. Para los budistas solamente hay cuatro chacras, pero otras tendencias, como la tibetana, nos describen un total de seis, llegando hasta siete en el tantrismo hinduista. Para todos, sin embargo, los chacras no son físicos y los consideran como aspectos de nuestra conciencia, como las auras, pero más densos y con capacidad para interaccionar con el cuerpo físico a través de dos vehículos principales: el sistema endocrino y el sistema nervioso. CHAKRAS Chacra Uno: Tierra, identidad física orientada a la auto-conservación Localizado en la base de la espina dorsal, este chacra forma nuestras raíces. Representa el elemento tierra, y se relaciona, por consiguiente, con nuestros instintos de supervivencia, y nuestro sentido de conectar con la tierra para unir nuestros cuerpos con el plano físico. Con suerte este chacra nos trae la salud, prosperidad, seguridad, y la presencia dinámica. Chacra Dos: Agua, identidad emocional orientada a la auto-satisfacción El segundo chacra, localizado en la parte baja del abdomen y cerca de los órganos sexuales, se relaciona con el elemento agua, las emociones y la sexualidad. Nos conecta a otras personas a través de los sentimientos, el deseo, sensaciones y movimiento. Con suerte, este chacra nos trae fluidez y dones, profundidad de sentimiento, explendor sexual, y habilidad para aceptar el cambio. Chacra Tres: Fuego, identidad del ego orientada a la auto-definición Este chacra es conocido como el chacra del poder, localizado en el plexo solar. Gobierna nuestro poder personal, amor, y autonomía, así como nuestro metabolismo. Cuando está saludable, este chacra nos trae energía, efectividad, espontaneidad, y poder no dominante. Chacra Cuatro: Viento, la identidad espiritual, social, orientada a la auto-aceptación Este chacra se llama chacra del corazón y es el chacra del medio en un sistema de siete. Se relaciona con el amor y es el integrador opuesto a la psique: es la mente y el cuerpo, varón y hembra, la persona y su sombra, el ego y la unidad. Un cuarto chacra saludable nos permite amar profundamente, sentir compasión y tener un sentido profundo de paz y centralización. Chacra Cinco: Sonido, la identidad legítima, creativa, orientada a la auto-expresión Éste es el chacra localizado en la garganta y se relaciona así con la comunicación y creatividad. Aquí nosotros experimentamos el mundo simbólicamente a través de la vibración, pues la vibración del sonido representa el idioma. Chacra Seis: Luz, identidad del arquetipo orientada a la auto-reflexión Este chacra es conocido como el chacra de la frente o tercer centro del ojo. Se relaciona con el sentido de la vista, físicamente e intuitivamente. Como tal, abre nuestras facultades psíquicas y nuestra comprensión de los niveles del arquetipo, el modelo original, soberano y eterno, que sirve de ejemplo. Cuando está saludable nos permite ver claramente. Chacra Siete: Pensamiento, identidad universal orientada al auto-conocimiento Este es el chacra de la corona que relaciona a la conciencia con el puro conocimiento. Es nuestra conexión con el mundo del más allá, con lo eterno, en un pequeño espacio que nos hace más inteligentes. Cuando está desarrollado, nos trae conocimiento, sabiduría, conexión comprensiva, espiritual, y beatitud.
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