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¡No acepto tu maltrato, me voy!
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La emoción del enamoramiento, la boda, la alegre recepción, las fotos,
el pastel y los detalles románticos contrastan con las amarguras,
humillaciones, menosprecios y tragedias que después llegan a soportar muchas
mujeres en manos de su pareja.
Y una vez casada, lo que menos quieres es dar la
relación por fracasada y disolverla, pues una no se casa para eso. Pero mucho
menos para ser maltratada:
nunca aceptes el maltrato, siempre di no
a quien te lastima.
En la mayor parte de los casos los agresores son las propias parejas de
las víctimas, siendo el detonante el reclamo de pensión alimenticia, o la
negativa de la mujer de volver a vivir con la pareja. La etapa de mayor peligro
para la mujer es la de los primeros meses de la separación, periodo durante el
es cuando el hombre trata de convencer a su pareja que ha hecho cambios.

Las consecuencias del maltrato
tienen graves consecuencias
sobre los hijos, incluso cuando la mujer intenta protegerlos o esconderlo de
ellos. Los hijos de familias en las que se han experimentado maltratos son
enfrentan temor, ansiedad, culpa y enojo que más tarde prolongan el ciclo
siniestro.
El problema del maltrato empieza cuando uno de los dos se
siente superior al otro
y que a menudo sufre de baja autoestima; empieza a
gritar con mas frecuencia, llegando a los tirones y empujones que poco a poco
van escalando a golpes físicos y a vocabulario soez con presiones y amenazas.
El agresor comúnmente finge arrepentimientos para lograr la reconciliación, con
la que después puede continuar con el mismo patrón de tortura, abusos y
maltratos.


Cuanto más tiempo se pasa con el agresor, mayor es la
posibilidad de que el se de el maltrato. El agresor intenta solucionar con
violencia aquello que siente que se le escapa de las manos. Pero no sólo el
hombre puede ser el victimario, porque se han dado casos de mujeres que son
físicamente agresivas, especialmente después de descubrir un engaño por parte
del esposo.


Cuando un a mujer se
casa, no es para fracasar, ser abusada, o en el peor de los casos, llegar a ser
asesinada por su propio esposo.
Tampoco se casa con la idea de
separarse al poco tiempo. Pero aun así, aunque no fuese lo deseado, ¿acaso por
ello debe quedarse en una relación en el que está siendo abusada y maltratada?
¿Acaso no sería mejor salir con los hijos, y buscar una mejor vida lejos del
maltratador?


Aun hoy son muchas las mujeres maltratadas, abusadas y
que desafortunadamente también llegan a ser asesinadas con crueldad
inimaginable; todo ello a manos de quien juró amarlas, cuidarlas, protegerlas y
resguardar su bienestar físico y emocional.


Alcemos nuestra voz, no dejemos pasar desapercibidos
los abusos en la mujer, apoyemos a la mujer reprimida, ayudémosla a salir de
esa situación agonizante que les mima sus derechos, su voluntad y hasta su
propia vida.


Ayudarías a la mujer en
peligro

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