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"Solo existe una raza : la humana" por Rita Levi-Montalcini
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Rita
Levi-Montalcini, la importante neurobióloga y Premio Nóbel de Medicina,
encabeza un importante manifiesto contra el racismo. A sus noventa y nueve
años, ahí está al pie de la idea y en el tajo de la solidaridad. A sus pies,
señora. Este blog se honra en reproducir el manifiesto. (A tí, lector: no te
importe copiarlo y reproducirlo).



I. Las razas humanas no existen. La
existencia de las razas humanas es una abstracción que se deriva de una falsa
interpretación de pequeñas diferencias físicas, que nuestros sentidos perciben,
erróneamente asociadas a diferencias "psicológicas" e interpretadas
sobre la base de prejuicios seculares. Estas abstractas subdivisiones, fundadas
en la idea de que los humanos constituyen grupos biológica y hereditariamente
muy distintos son puras invenciones que siempre se han utilizado para
clasificar arbitrariamente hombres y mujeres en "mejores" y
"peores" y, de esta manera, discriminar a los últimos (siempre los
más débiles), después de haberles achacado que son la clave de todos los males
en todos los momentos de crisis.



II. La humanidad no está formada por
grandes y pequeñas razas. Es, sin embargo y ante todo, una red de personas
vinculadas. Es verdad que los seres humanos se juntan en grupos de individuos,
comunidades locales, etnias, naciones y civilizaciones. Pero esto no sucede
porque tengan los mismos genes sino porque comparten historias de vida, ideales
y religiones, costumbres y comportamientos, formas y estilos de vida, incluso
culturales. Las agrupaciones nunca son estables a partir de los DNA idénticos;
al contrario, están sujetas a profundos cambios históricos: se forman, se
transforman, se mezclan, se fragmentan y se disuelven con una rapidez
incompatible con los tiempos exigidos por los procesos de selección genética.



III. El concepto de raza no tiene
significado biológico en la especie humana. El análisis de los DNA humanos ha
demostrado que la variabilidad genética en nuestra especie -menores que las de
nuestros "primos", los chimpancés, gorilas y orangutanes- está
representado sobre todo por diferencias entre personas de la misma población,
mientras que son menores las diferencias entre poblaciones y continentes
diversos. Los genes de dos individuos de la misma población son, como promedio,
ligeramente más similares entre ellos que las de aquellas personas que viven en
continentes diversos. Precisamente a causa de estas reducidas diferencias entre
poblaciones incluso los científicos racistas nunca definieron cuántas razas
constituyen la especie humana, estableciendo unas estimaciones que oscilan entre
dos y doscientas razas.



IV. Está ya consolidado el carácter
falso, construido y pernicioso, del mito racista, de la identificación de la
"raza aria" con la imagen de un pueblo belicoso, vencedor,
"puro" y "noble" con una buena parte de Europa, India y Asia
central como patria y una lengua que en teoría está en la base de las lenguas
indo-europeas. Bajo el perfil histórico, resulta extremadamente difícil
identificar a los arios, en tanto que pueblo, y la noción de familia
lingüística indo-europea que deriva de una clasificación convencional. Por el
contrario, los modernos datos arqueológicos indican que Europa fue poblada en
el Paleolítico por una población de origen africano y en el Neolítico se
sobrepusieron otros inmigrantes provenientes del Próximo Oriente. El origen de
los italianos actuales viene de los mismos inmigrantes africanos y meridionales
que constituyen hoy el tejido perennemente vivo de Europa. A pesar de ello la
dramática originalidad del racismo fascista se debe al aliado nazi la identificación
incluso de los italianos con los "arios".



V. Es una leyenda que los sesenta
millones de italianos de hoy desciendan de familias que habitaron la Italia de
hace un milenio. Los mismos romanos construyeron su imperio acogiendo a
personas de diversas procedencias, dándoles el estatus de cives romanos. Los
fenómenos de mestizaje cultural y social, que caracterizaron la historia de
toda la península -pero también los griegos, judíos, africanos, hispanos y los
considerados como "bárbaros"- produjeron la híbrido que llamamos
cultura italiana. Durante siglos, los italianos -aunque dispersos en el mundo y
viviendo en una Italia de pequeños Estados- continuaron identificándose y
fueron identificados con esta cultura global y variada, humanística y
científica.



VI. No existe una raza italiana,
sólo existe un pueblo italiano. Italia se unificó como Nación sólo en 1860. Hoy
varios millones de italianos, en el pasado emigrantes y con frecuencia
concentrados en ciudades y barrios extranjeros, se consideran y son italianos.
Una de nuestras mayores riquezas es la de haberse mezclado con tantos pueblos y
haber intercambiado sus culturas, "cruzándose" física y
culturalmente. Atribuir a una inexistente "pureza de sangre" la
"nobleza" de la "Nación", significa reducir la homogeneidad
de una supuesta componente biológica y a los habitantes actuales del territorio
italiano un patrimonio milenio y extendido de culturas.



VII. El racismo es simultáneamente
homicida y suicida. Los imperios se convirtieron en tales gracias a la convivencia
de pueblos y culturas diversas, y se colapsaron cuando se fragmentaron. Así ha
ocurrido y sucede en las naciones con las guerras civiles y cuando, para
enfrentarse a las crisis, tomaron a las minorías como chivos expiatorios. El
racismo es suicida porque no sólo golpea a los que pertenecen a pueblos
distintos sino a los mismos que lo practican. La tendencia al odio
indiscriminado que lo alimenta se extiende por contagio de ideas a toda
alteridad externa o extraña con respecto a una definición cada vez más estrecha
de la "normalidad". Agrede a quienes están "fuera de la
raya", los "locos", los "pobres de espíritu", los gays
y lesbianas, los poetas, los artistas, los escritores alternativos, todos los
que no son homologables a tipologías humanas estandard, aunque sean quienes
permiten realmente a la humanidad cambiar continuamente y vivir. Todo sistema
viviente se mantiene tal si sólo es capaz de cambiar, y nosotros, los seres
humanos, cambiamos cada vez menos con los genes y siempre más con los inventos
de nuestros "benévolamente desordenados" cerebros.



VIII. El racismo discrimina, niega
las relaciones, introduce amenazas en los pensamientos y comportamientos
diversos. Para los defensores de la raza italiana, África aparece como una
amenaza pavorosa y el Mediterráneo es el mar que, simultáneamente, separa y
une. Por esto, los racistas sostienen que no existe una "común raza
mediterránea". Para rechazar todavía más a África, los científicos
racistas levantan una barrera contra "semitas" y "camitas",
que son con los que podemos entrar más fácilmente en contacto. La ciencia a
señalado que uno existe una clara distinción genética entre los mediterráneos
de Europa (occientales) y los de otra parte, orientales y africanos. Desde el
punto de vista paleontológico y genético, están absolutamente demostradas las
teorías que sostienen el origen africano de los pueblos de la tierra,
comprendidos todos en una única raza.



IX. Los judíos italianos son
simultáneamente judíos e italianos. Los judíos, como todos los pueblos
migrantes (nadie emigra a partir de una libre opción, sino que muchos lo son
por necesidad) se han esparcido por el Mundo y han formado parte de diversas
culturas, manteniendo a la vez su propia identidad de pueblo y religión. Así
sucedió, por ejemplo, con los armenios, con los mismos italianos emigrantes y
así está ocurriendo con los migrantes de ahora: africanos, filipinos, chinos,
árabes de diversos países, pueblos pertenecientes al Este europeo o a
Sudamérica, etc. Todos estos pueblos tuvieron la dolorosa necesidad de emigrar,
pero también la suerte -en los mejores casos- de enriquecerse uniendo su
cultura a la de quienes les dieron hospitalidad, enriqueciéndose igualmente,
sin anular, cuando fue posible, ni la una ni la otra.



X. La ideología racista está
basada en el temor de la "alteración" de la propia raza, aunque ser
"bastardos" represente un bien. Es totalmente ciega con respecto al
hecho de que muchas sociedades reconozcan que casarse fuera, incluso con los
propios enemigos, está bien porque saben que las alianzas son más preciosas que
las barreras. Por lo demás, en los humanos los caracteres físicos se alteran
mucho más por las condiciones de vida que por la selección, ya que las
características psicológicas de los individuos y los pueblos no están escritos
en sus genes. El mestizaje cultural es la base fundante de la esperanza de
progreso que se deriva de la constitución de la Unión Europea. Una Italia
racista que se fragmentase en "etnias" separadas, como ha ocurrido en
la ex Yugoeslavia, sería devastada y devastante ahora y en el futuro.



Las
consecuencias del racismo son realmente epocales: significan la pérdida de
cultura y de plasticidad, homicidio y suicidio, de fragmentación e implosión,
incontrolables porque están originadas por la repulsa indiscriminada hacia
quienes se consideran los "otros" y no "nosotros".

Rita cumplio 101 años. Vive sin rencores y nunca se caso, sera ese el secreto ? en los proximos dias postearemos mas material sobre Rita !!




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