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HOMBRES: EL SEXO VULNERABLE
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HOMBRES:
EL SEXO VULNERABLE



Incluso después de treinta y cinco años de matrimonio o más, existe una distinción básica en la forma en que esposos y esposas consideran los encuentros emocionales.

En general, a las mujeres no les importa zambullirse en la desagradable situación de una riña matrimonial tanto como a los hombres.

Esa conclusión, a la que se llegó en un estudio llevado a cabo por Robert Levenson, de la Universidad de California, en Berkeley, se basa en el testimonio de 151 parejas con muchos años de matrimonio.

Levenson descubrió que los esposos consideraban
desagradable, incluso repugnante, sentirse trastornados durante un desacuerdo matrimonial, mientras que a sus esposas no les importaba demasiado.

Los esposos son

propensos al desbordamiento ante una intensidad de negatividad menor que sus esposas; más hombres que mujeres reaccionan con el desbordamiento ante las críticas de su pareja.

Una vez desbordados, los esposos segregan más adrenalina
en el torrente sanguíneo y el flujo de adrenalina es disparado por niveles más
bajos de negatividad por parte de sus esposas; a los esposos les lleva más
tiempo recuperarse fisiológicamente del desbordamiento. Esto sugiere la
posibilidad de que la imperturbabilidad masculina típica del estoico Clint
Eastwood representa una defensa contra el hecho de sentirse emocionalmente
abrumado.



La razón por la que
los hombres tienen tantas probabilidades de bloquearse, propone John Gottman, es que se protegen del desbordamiento; su investigación demostró que una vez que ellos empezaban a bloquearse, su ritmo cardíaco disminuía alrededor de diez
latidos por minuto, proporcionando una sensación de alivio subjetiva. Pero –y esta es la paradoja- cuando los hombres empezaban a bloquearse era el ritmo cardíaco de el que se elevaba a niveles que señalaban una aflicción elevada.

Este contrapunto límbico, en el que cada sexo busca el consuelo en tácticas opuestas, conduce a una postura muy diferente con respecto a las confrontaciones emocionales: los hombres quieren evitarlas con el mismo fervor con que sus esposas se sienten compelidas a buscarlas.



Así como los hombres
tienen muchas más probabilidades de quedar bloqueados, es más probable que las mujeres critiquen a sus esposos. Esta asimetría surge como consecuencia de que las esposas buscan desempeñar el papel de administradoras emocionales.

Mientras ellas intentan plantear y resolver desacuerdos y quejas, sus esposos son más reacios a participar en lo que sin duda se convertirá en una discusión
acalorada. A medida que la esposa ve que él se niega a esta participación,
eleva el volumen y la intensidad de su queja, empezando a criticarlo. A medida que él se vuelve defensivo o responde con el bloqueo, ella se siente frustrada
y furiosa y añade desdén para subrayar la fuerza de su frustración. A medida que él se vuelve defensivo o responde con el bloqueo, ella se siente frustrada
y furiopsa y añade desdén para subrayar la fuerza de su frustración. A medida que el esposo se considera el objeto de la crítica y el desdén de su esposa, empieza
a caer en pensamientos de víctima inocente o indignación absoluta que disparan
cada vez más fácilmente el desordamiento. Para protegerse de esta situación, se vuelve cada vez más defensivo o sencillamente se bloquea.

Pero recordemos que cuando los esposos se bloquean esta actitud dispara el desbordamiento en sus esposas, que se sienten totalmente frustradas. Y a medida que el ciclo de las disputas matrimoniales aumenta puede quedar muy fácilmente fuera de control.

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Total de comentarios: 2
1 lucrecia  
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MUY INTERESANTE ESTA NOTA . GRACIAS POR COMPARTIR. SALUDOS

2 ADMINISTRADOR  
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Gracias Lucre !! biggrin

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