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La Gratitud puede curar el cuerpo...
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La gratitud puede curar el cuerpo


La gratitud, cuando viene del corazón, no sólo mantiene las relaciones sociales
intactas sino que puede físicamente curar el cuerpo, explica un nuevo libro que
examina esta emoción.

The Psychology of Gratitude (Oxford University Press) o La psicología de la
gratitud es un libro editado por Robert Emmons de la Universidad de California
en Davis y Michael McCullough de la Universidad de Miami.


El tratado explora
esta emoción desde diferentes puntos de vista que abarcan desde las escrituras
de los filósofos griegos de la antigüedad y de la Biblia hasta los de
primatólogos, psicólogos, biólogos, filósofos y neurocientíficos.



"La gratitud es una emoción universal básica que no sigue el modelo típico de
otras como la amargura, los celos y el temor", opina Emmons, psicólogo que
ha estudiado por los últimos seis años los efectos de la gratitud en la
felicidad y el equilibrio en las vidas de muchas personas.



A diferencia de otras emociones que corresponden a expresiones faciales
universales y que provocan ciertas respuestas fisiológicas (como el aumento de
palpitaciones), la gratitud no puede ser reconocida inmediatamente por otras
personas.



Sin embargo, aunque no es visible, muchos biólogos han podido medir conexiones
psico-fisiológicas con esta emoción. Por ejemplo, cultivar emociones positivas
como la apreciación y la gratitud pueden mejorar el funcionamiento del ritmo
del corazón, opinan Rollin McCraty y Doc Childre, representantes de HeartMath
Research Center y Quantum Intec Inc., respectivamente.



Un corazón que funciona bien envía señales a los centros cognitivos y
emocionales en el cerebro. McCraty y Childre opinan que las personas que se
concentran en emociones positivas como la gratitud se pueden curar físicamente.



La gratitud es un tipo de emoción compleja, y hasta sutil que requiere que las
personas evalúen si es algo genuino, opinan las antropólogas Kristin E. Bonnie
y Frans de Waal, ambas de la Universidad de Emory.



Bonnie y De Waal añaden que expresar agradecimiento requiere un compromiso
mutuo entre "dar y tomar” y la habilidad de ser altruista en este esfuerzo
recíproco.


También son de la opinión que "se necesitan habilidades cognitivas
avanzadas para distinguir a personas honestas y detectar a las tramposas a la
vez que se lleva una cuenta mental”.



Aunque los seres humanos quizás seamos las únicas criaturas que plenamente
experimentamos el sentido de quedar en deuda y de gratitud, ambas antropólogas
dicen que formas primitivas de esta emoción se pueden encontrar en los
animales.

Descrita como agradecimiento y apreciación de la vida, la naturaleza del
sentido de gratitud se ha debatido por más de dos milenios.


Aristóteles por
ejemplo, creía que la emoción era una señal de debilidad incompatible con la
magnanimidad porque estar endeudados con otros nos rebaja.



El agradecimiento es también la base de las enseñanzas morales judeocristianas
señalan los profesores Dan McAdams de la Universidad Northwestern y Jack Bauer
de la Universidad del norte de Arizona, quienes contribuyeron al libro. "Si se
puede confiar en los textos que son la base del cristianismo y el judaísmo, la
ingratitud fue lo que nos metió en problemas en primer lugar”, dicen estos
profesores en referencia a historias fundamentales cómo el hecho de que a Adán
se le haya pasado agradecerle a Dios por regalarle a Eva.



El filósofo Robert C. Roberts de la Universidad Baylor contrasta las virtudes
positivas de la gratitud con tres sentimientos importantes que son la fuente de
la disfunción y la tristeza: el resentimiento, el arrepentimiento y la envidia.



"Las personas agradecidas tienden a estar satisfechas con lo que tienen y por
eso son menos susceptibles a emociones como la decepción, el arrepentimiento y
la frustración”, opina Roberts quien también añade que al ser más felices estas
personas son más amables y mantienen buenas amistades.



Roberts señala que " se podría argumentar que la justicia de la gratitud es
algo metafísico—una armonía entre la naturaleza humana y la naturaleza del
universo—ya que dependemos de otros seres humanos y de Dios para recibir buenas
cosas”.



El estudio de las emociones positivas como la gratitud es un campo nuevo en la
psicología que comenzó a finales de los 90 a fin de estudiar el poder y las
virtudes del ser humano. Uno de los fundadores de este nuevo campo es Martín
Seligman de la Universidad de Pennsylvania, quien cree que "la ciencia de la
gratitud, que cuenta con el liderazgo de Emmons y McCullough se ha convertido
en un enfoque central de la psicología positiva en estos últimos cinco años”.



El próximo proyecto de Emmons es estudiar como se desarrolla la gratitud en los
niños.

"Lo importante de la gratitud es que no solo ayuda a los individuos sino a la
sociedad en general. La gratitud es una virtud cívica”, opina Emmons.



Fuente: University of California

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