Compartelo en facebook Yo perdono Sin duda alguna una las cosas más difíciles de este mundo es ser capaz de perdonarnos a nosotros mismos y a nuestros enemigos. Es nuestro reto más importante para conseguir alcanzar totalmente el amor divino. El odio, la venganza, la ira y demás sentimientos en contra de nosotros mismos y de otras personas que nos puedan haber dañado consciente o inconscientemente nos destruye como seres humanos amorosos. La capacidad de amar es algo muy vulnerable que puede ser destruido de un modo demasiado fácil en esta sociedad. Por eso tenemos que hacer un esfuerzo y aprender a superar una de las barreras más importantes que hay entre nuestro ego y nuestra divinidad interior. Y la meditación dice así: 1. Lo primero es buscar una posición cómoda para meditar. Puede ser la posición del loto, sentado en una silla, acostado, etc. Se trata de que busques una posición que te permita estar muy cómodo, pero en la que no te duermas. Además si quieres puedes amenizar el ambiente con alguna velita, incienso y música agradable. 2. Después comienza a respirar profundamente, trata de hacerlo lo más profundo y lento posible para relajarte. Recuerda no forzar, no sea que te marees. 3. Es el momento de visualizar como un rayo de color rosa va penetrando a través de nuestra cabeza hasta nuestro corazón. Al llegar allí nos quedamos enganchados definitivamente al amor universal. Durante varios minutos, llena tu corazón de ese amor universal y si necesitas llorar, pues llora. Parece simple, pero es un acto realmente muy poderoso y es normal que sintamos ganas de llorar al principio. Después vendrá una gran sensación de paz, armonía y alegría. 4. A continuación viene algo difícil. Primero tienes que hacer una imagen mental de ti mismo. Mirarla cara a cara y haz revisión de sus defectos. Es decir, de tus defectos. Ten la valentía de enfrentarte a ellos y cuando creas que has terminado pon tus manos a la altura del pecho con la palma de la mano hacia adelante en posición de dar. Entonces piensa "Yo me perdono de corazón y de humildad todos mis errores, porque soy un ser humano que día a día se acerca a la perfección y aprende de aquellos males que ha cometido". Mientras lo dices, imagina que el rayo de color rosa que estás recibiendo a tu corazón, sale de tu corazón velozmente hacia tu imagen mental y la transforma radicalmente. Debes sentir amor por ti mismo, todo el mayor que puedas, tanto que incluso a lo mejor tienes ganas de abrazarte, de llorar, de dar las gracias, etc... Permítete expresar todos tus sentimientos. 5. El siguiente paso quizá sea el más difícil. Uno a uno vas a ir proyectando las imágenes de tus enemigos. Aquellas personas que realmente te hacen enfadar o despiertan los peores sentimientos de odio en ti. Haz cada sanación de perdón con ellos por separado, empieza por el que más te hace sufrir y termina por el que menos. Proyecta entonces una imagen de tu enemigo en la que se vean reflejadas sus peores cualidades. Aquellas que según tú criterio son las peores. A continuación debes decir "Yo te perdono todas tus faltas contra mi y contra los míos porque eres un hijo de dios igual que yo y por eso, como mi hermano espiritual que eres, no te devolveré el odio con odio, sino con amor divino." Entonces, mientras lo dices, pones las manos a la altura del pecho y con las palmas hace adelante como en posición de dar, e imaginas que el rayo de color rosa sale de tu corazón hacia la proyección de la persona transformándola en alguien hermoso y bello. Después imagina que te acercas a esa persona y le das un fraternal y amoroso abrazo. Haz esta meditación cuando quieras sanar tu relación con alguien y eliminar las bajas vibraciones que provoca el odio. Recuerda que los decretos de esta meditación tienes que hacerlos de todo corazón. De nada sirve que digas las palabras si no las sientes.
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