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Cercados por las tribulaciones del día a día, pasamos la mayor parte de nuestro tiempo ocupados con nuestras obligaciones y no percibimos que muchos de los desencuentros y problemas cotidianos podrían ser resueltos o, simplemente alejados por la acción directa y efectiva de la oración.
Envueltos con la agitación de las circunstancias, tenemos dificultad en silenciarnos y elevar el pensamiento a DIOS, pidiendo asistencia. Es necesario conocer las propiedades de la oración para que podamos hacer de ella la fuente diaria de reabastecimiento de fuerzas y consuelo que nos regocija y enternece.
El Hombre es el autor de la mayoría de sus aflicciones y evitaría mayores angustias si actuase con sabiduría y prudencia, pues esas miserias son el resultado de varias infracciones de las Leyes Divinas. Se no ultrapasáramos el límite de lo necesario para vivir, no tendríamos las consecuencias desastrosas generadas por los excesos.
Muchos creen que la Fe es apenas una virtud mística, pero, en realidad se trata de una gran fuerza atractiva. Aliada al poder e influencia de la oración, es capaz de cesar inmediatamente perturbaciones que están en proceso de andamiento.
La oración es un sustento para el equilibrio del Alma, pero ella sola no basta: es necesario que esté siempre apoyada sobre una Fe Viva, o sea, en Acción.
Necesitamos distinguir la diferencia entre la Fe ciega y la Fe raciocinada. La Fe ciega acepta lo falso como verdadero y se choca constantemente con la razón. Llevada al exceso, produce el Fanatismo, imponiéndose sobre todo y exigiendo la abdicación del raciocinio y del libre-albedrio. La Fe raciocinada, al contrario, se apoya sobre hechos y lógica, no dejando oscuridad alguna atrás de sí.
La Fe promueve la Paz Interior. La Fe sincera es siempre calma, nos da la paciencia que sabe esperar, porque tiene su punto de apoyo, en la comprensión.
En la Fe incierta surge la ansiedad, revelando inseguridad delante de la fuerza de DIOS y de sus Leyes. Y cuando es movida por interés, la persona tiende a volverse colérica y cree suplir sus necesidades por la violencia. Por ejemplo: al sentirse intranquila y ansiosa, ella cree que las cosas tienen que suceder según sus caprichos, de la forma y en el momento que ella determina.
La calma es señal de confianza. Ya la violencia es una prueba de flaqueza y dudas sobre sí mismo y la Sabiduría Mayor.
Si las personas fueran conscientes de la fuerza que tienen en sí y quisieran colocar su voluntad a servicio de ella, serían capaces de grandes realizaciones. A través de su mente el Hombre actúa sobre el fluido universal, modificando sus cualidades y dándole un impulso irresistible. Aquel que junta al fluido una Fe ardiente, puede, apenas por la voluntad dirigida para el bien, efectuar "fenómenos” que no son sino la utilización de las facultades mentales y la acción de una ley natural.
La oración es una invocación en la cual podemos colocarnos en comunicación mental con otro ser al cual nos dirigimos, estableciendo una "corriente fluidica”. La energía de la corriente surge en razón del vigor del pensamiento y de la voluntad. Como el fluido universal es el vehículo del pensamiento, esa sustancia primaria (fluido) es impulsado por la voluntad, transmitiendo la idea hasta su destinatario.
Las oraciones dirigidas a DIOS, también son oídas por espíritus que nos auxilian.
Los espíritus benevolentes nos inspiran con buenos pensamientos, para que podamos adquirir la fuerza moral necesaria para que superemos las dificultades y que nos volvamos siempre al camino del bien. Ejerciendo una acción magnética sobre los hombres, ellos suplen cuando necesario, la insuficiencia de aquel que ora, dándole momentáneamente una fuerza excepcional, esto solo cuando es juzgado digno de ese favor.
El Hombre pone en práctica los buenos consejos si así lo desea, pudiendo o no aceptar la sugestión ofrecida. Con eso, a través de su libre-albedrío, él tiene la responsabilidad de sus actos y elecciones, cabiéndole el mérito de la decisión tomada.
Para los que oran, la oración puede tener como objetivo varios pedidos, como fuerza para soportar y transponer las adversidades, calma en los momentos críticos y de decisión , perdón por las faltas cometidas contra sí y contra otros, protección contra los pensamientos maléficos, los malos espíritus y delante de un peligro eminente, salud y equilibrio físico, a través de la acción magnética que ella ejerce sobre las células, recomponiendo aquellas que se encuentran exhaustas, un favor especial, en particular, agradecimiento o una manera de alabar a DIOS.
Sin fraseología inútil, cada palabra debe contener su importancia, haciendo reflexionar y elevar el Corazón con sentimientos nobles y sinceros. Algunas personas se utilizan de palabras memorizadas, rígidas y determinadas, como si la oración fuera una fórmula. Otras rezan por deber o mismo por hábito. Murmurar maquinalmente no es un lenguaje natural que surja espontaneo del Corazón. Lo que vale es lo que está en lo íntimo, en la veracidad de cada palabra, no en el número de veces que la oración es repetida.
Mismo sabiendo de los beneficios y cualidades de la oración, la solución de nuestros problemas requiere mucho más de que voluntad y Fe ardiente. Es indispensable el esfuerzo en el sentido de la mejora y reforma íntima.
"DEBEMOS HACER NUESTRA PARTE”. Evocar la inspiración de los buenos espíritus y pensar que: "ellos resuelven todo” es no asumir nuestra responsabilidad como parte del proceso. Esa actitud tiende a llevar a la acomodación. Es necesario querer cambios y hacerlos suceder de forma directa, objetiva, consciente y responsable. Esto significa colocar en práctica las modificaciones de ciertas actitudes, pensamientos y emociones negativas.
Revitalizar el ánimo y modificar las creencias impregnadas de tristeza, rencor, odio, resentimiento y miedo es una forma de reorganizar esas emociones que nos hacen tanto mal.
Ese re-condicionamiento íntimo no se refiere apenas a la conquista de virtudes interiores, como amar y perdonar, pero también a la conquista del control consciente de nosotros mismos y al descubrimiento de los potenciales que tenemos en la mente, en la voluntad y en la emoción
QUE PODEROSAMENTE BENDITOS SOMOS !!!
VIVAMOS DE ACUERDO A ESA VERDAD … RECORDANDO SIEMPRE QUE: " TODO ES A TRAVÉS DEL AMOR PURO Y VERDADERO … INCLUSO LA ORACIÓN”.
ABRAZOS DE LUZ.
Maria Soledad Piñeiro.
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