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A veces cuando estamos en busca de algo, las cosas no van como quisiéramos. Quizás surge algo que nos toma por sorpresa y no sabemos cómo reaccionar. Pero tenemos que recordar que siempre van a haber obstáculos y quizás hasta personas que se pongan en nuestro camino. No tenemos que dejar que nos desanimen, porque como dicen, lo que nos cuesta más al final es lo más valioso. Todo lo que viene fácilmente se va de la misma manera. Pero aquello que vamos construyendo día a día, es lo que de verdad vale la pena. En nuestro camino van a aparecer personas que no nos quieren ver felices. Hay mucha gente que lamentablemente siente envidia y nos transmiten malas energías. Y son ellos los que a veces nos convencen de no levantarnos tras tropezar. Y aunque sea difícil de asumir, muchas veces algunas de esas personas son las que pensábamos que nos tenían aprecio. Es en esos momentos en los que tenemos que abrir los ojos y pensar qué es lo mejor para nosotros. Si querés algo con mucha intensidad, no busques aprobación de nadie. Porque mucha gente te va a tirar para atrás, sea lo que sea que quieras lograr. Si de verdad lo querés, lucha por tu cuenta. Y al final del camino te vas a dar cuenta quiénes son los que de verdad te quieren y estuvieron ahí. Hay días en los que quizás sin razón se nos va toda la esperanza de repente. Cuando te encuentres en esos momentos, recordá de todo lo que fuiste capaz alguna vez. Todos somos capaces de mucho más de lo que pensamos.
No hay nada más lindo que llegar a una meta y más cuando sabemos que nos costó mucho. Recibir el fruto de nuestro esfuerzo es una de las mejores sensaciones que hay ¿no? No busques excusas, porque si las buscas siempre alguna vas a encontrar. Pensá a quién estás frenando con esas excusas. Las excusas son tan sólo obstáculos que nos ponemos a nosotros mismos. No te quedes a mitad de camino, siempre nos queda algo más para dar. Y no te desanimes, todo tropezamos alguna vez, pero levantándonos hacemos la diferencia
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