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Los Celos.
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"El celoso cree amar, pero no hace sino buscar
su propia seguridad interior...".

"Los celos son siempre síntoma de debilidad moral y de gran
pobreza afectiva"

Pierre Daco.

Llamamos
celos a esa manera de control obsesivo que se pone en marcha ante el miedo a
perder una "posesión". De nuevo nos encontramos con que los
pensamientos pueden desencadenar emociones negativas y su control racional
lograría desarticular esa emoción particularmente obsesiva.

Aquí
hablaremos principalmente de los que se dan en la relación amorosa, aunque en
la vida cotidiana también hay personas que muestra envidia por cualquier cosa
que posean otros. Los celos suelen darse en personas dependientes con una
frágil autoestima que se sienten terriblemente vacías ante la posibilidad de
perder al ser amado. Su vida nunca ha sido cultivada interiormente necesitando
constantemente del apoyo de unos u otros para poder proseguir en su andadura.
Los celos son su manera de controlar aquello que temen perder previendo en todo
momento que la simple posibilidad de "abandono" no llegue a darse.
Pero al contrario de lo que esperan, su constante control y desconfianza
producen otro efecto. La persona víctima de los celos del otro, se siente cada
vez más agobiada y necesita huir de tal aprieto. Los celos siempre acaban
produciendo el efecto contrario del deseado: el receptor de los celos no
aguanta más una fidelidad nunca creíble por más justificaciones que lleve acabo
y el celoso se siente atormentado por su fijación de ideas y desesperado cuando
por fin la consecuencia previsible es la ruptura de la relación tan protegida.

La
desconfianza en los propios valores crea indefensión y dependencia en los
otros. Aman con locura absorbiendo cada milímetro de su amado sin dejar que se
abra un minúsculo hueco entre ambas vidas. Presionan hasta agotar permitiendo
la fijación de ideas absurdas en su mente de forma obsesiva que desequilibran a
cualquiera. No viven ni dejan vivir porque en su temor se olvidan de permitirse
el goce. Nunca llegan a estar satisfechas porque la duda siempre está visible
en sus retorcidas mentes. Y hablo en forma femenina porque somos las mujeres
las mayores adictas a esa negativa y deformante emoción. Las mujeres por propia
naturaleza somos absorbentes, ruines, envidiosas y no solemos conformarnos con
poco. Pero no quiero entrar en polémicas al establecer unas muy personales
diferencias de sexo porque ello no es motivo de este artículo.

En los
niños también podemos encontrar celos pero en ellos y en determinadas
situaciones son comportamientos normales. El niño siempre inseguro en sus
primeras etapas de desarrollo precisa del cobijo y del afecto que le
proporcionan los padres. Esto lo mantiene en equilibrio. Cuando la mamá,
suministradora principal de esa fuente amorosa y segura vuelve a quedar
encinta, la inseguridad de que vayan a cambiarlo por el nuevo bebé, resurge en
forma de celos hacia ese nuevo ser. Normalmente es necesario que pase un tiempo
de acomodación para que el niño se percate de que nadie va a cambiarlo por otro
y aprenda a compartir a sus papás con el nuevo hermanito. Esa etapa bien
llevada por los padres facilita el equilibrio en el niño.

Los celos
se consideran una conducta patológica cuando se instauran en el patrón habitual
de la persona haciéndola sufridora de una ausencia de fuerza interior. Los
celos pueden llevar a la persona inestable afectivamente a llevar a cabo
algunas conductas psicópatas. La idea fija de traición está tan asentada en su
interior que al verse hundida reacciona amoralmente. "¡Si no va a ser mío,
no va a ser de nadie!!"- palabras dramáticas que a menudo descubren a ese
ser absorbente que describíamos víctima de la emoción negativa llamada celos.

Este tipo
de celos tan arraigados y profundos, necesitan una buena terapia para poder
descubrirlos y vencerlos. Trabajando los pensamientos confrontándolos con la
realidad ayudará a detener la fuerza con que invaden a la persona que los
sufre.

Los celos
nunca son positivos porque la persona tiene que creer en sí misma y valorarse
sin necesidad de depender exclusivamente de otros para existir. Una relación de
pareja en la que exista suficiente espacio para poder disponer de una parcela
privada para cada miembro y una común para ambos logrará un mejor entendimiento
y equilibrio facilitando el desarrollo de ambos.

Acaba ya con los celos, la envidia, las obsesiones y trabaja tu
autoestima porque es en tu propia valía en donde encontrarás tu equilibrio.

Gloria Marsellach Umbert - Psicólogo

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